Por fin
ha salido el sol y las temperaturas son más suaves- Lo que hace que la gente
vuelva a sonreír. Así que permitidme que hoy hablemos de la felicidad.
“La felicidad no es un destino, es la
actitud con la que se viaja por la vida.”
Según el diccionario de la Real Academia Española la
felicidad es <<Estado del ánimo que se complace en la posesión de
un bien>>. Según palabras del Dalai Lama << Creo que el propósito fundamental de nuestra vida es buscar la
felicidad. Tanto si tienen creencias religiosas como si no, si se cree en tal o
cual religión, todos buscamos algo mejor en la vida. Así pues, creo que el
movimiento primordial de nuestra vida nos encamina en pos de la felicidad. >>
<<La felicidad significa librarse del sufrimiento, de las emociones
negativas, de la servidumbre de la ignorancia. >>
Forma parte de nuestra condición humana buscar la
felicidad. En este punto todos estamos de acuerdo. Pero como podéis comprobar,
dista mucho el significado o el propósito de la misma en Occidente u Oriente.
Es fácil dejarse llevar y creer que la felicidad se encuentra en las cosas. Es
lo que nos han enseñado a la gran mayoría desde pequeños. Yo me incluyo entre
ellos. Un bonito piso, una gran boda, un trabajo que aunque no nos guste o
satisfaga nos llena los bolsillos con una generosa nómina a final de mes (al
menos antes de la crisis) y unas espectaculares vacaciones en familia en la
costa. Y que no se me olvide el coche. Pero qué vacío suena todo cuando no
tienes con quién compartirlo de verdad, de manera altruista y no para
aparentar, o cuando ya lo has conseguido y no te queda ninguna meta más que
alcanzar. Solo el hecho de incrementar en número lo que ya posees.
“La felicidad no depende de lo que nos
falta, sino del buen uso que le demos a lo que tenemos.”
Afortunadamente, la vida me ha llevado por caminos
tortuosos que me hicieron replantearme si yo estaba de acuerdo con la educación
que había recibido respecto al concepto de felicidad. No era así.
Ya os comenté en una entrada anterior que soy atea. Pero
desde hace cosa de un par o tres de años, siento gran respeto y afinidad por la
filosofía de vida budista. Por eso he escogido estas palabras del Dalai Lama.
Porque creo, o al menos eso espero, que son con las que mejor nos podemos
identificar.
¡Tranquilos! No es mi intención daros ninguna lección
sobre budismo ni complejos paradigmas sobre un concepto tan amplio como
personal. Simplemente compartir con vosotr@s una pregunta que revolotea por mi
cabeza: ¿Y si nuestro instante de felicidad ya hubiese pasado? O si no en gran
parte, en pequeños fragmentos que al final de nuestra vida conformaran un todo.
Por ejemplo, pienso en el primer día que fui capaz de
atarme los cordones de los zapatos sin ayuda de un adulto; cuando aprendí a
patinar sin coger la mano de mi abuela; el día en que confiaron en mí y
creyeron que ya era lo suficientemente responsable para dejarme sola en casa;
el primer beso; aprobar el examen práctico de conducir; ver en una lista que
había aprobado el último examen que me permitía obtener la licenciatura; me veo pintando junto a mi pareja las paredes
de nuestro piso; el día que adoptamos a nuestra mascota… Ejemplos que
implicaron asumir riesgos y aceptar cambios pero que valieron la pena. Y otros
tantos momentos de felicidad transitoria que no requieren ningún esfuerzo por
nuestra parte más ser conscientes de ellos, para poder retenerlos en la memoria
y volverlos a repetir cuando veas que la carga que soportan tus hombros es
demasiado pesada: un buen libro; pasear; sentarse en algún lugar tranquilo bajo
el sol, cerrar los ojos y respirar, solo respirar; darte el capricho de algo
dulce; bailar con la música bien alta; ir al cine; ponerte cómod@ en el sofá
con tu ropa preferida de estar por casa y ver otro capítulo de esa serie que te
gusta tanto; echarte una siesta; una ducha o baño relajante… Gestos, actos y
actitudes que nos llevan a librarnos del sufrimiento y de las emociones
negativas, como señalábamos al principio de este post, sin tener que recurrir a
la posesión de ningún bien ni apretarnos el cinturón. Simples oportunidades que
nos ofrece la vida cada día pero que si no estamos atentos pasan desapercibidas
y nos alejan de estar un poco más cerca de la felicidad.
“¿Tomas algo para ser feliz? Sí,
decisiones.”
¡Sed felices chic@s!