domingo, 19 de abril de 2015

Especial Diada de Sant Jordi

¡Hola chic@s! Aprovechando que el mes de abril es considerado el mes del libro y se acercan tanto la Feria del Libro de Valencia como la Diada de Sant Jordi, he querido dedicar esta entrada a esta festividad tan señalada e ineludible para todos los que amamos la literatura. Al vivir en Barcelona, os voy a explicar cómo la celebramos aquí en Cataluña y espero que, en la medida de lo posible, podáis viajar por estas fechas a la ciudad condal para vivirla en vuestras carnes o sino, celebrarlo de la misma manera o similar en vuestros lugares de procedencia.


Desde mediados del siglo XV, el 23 de abril se celebra cada año en Cataluña la Diada de Sant Jordi (San Jorge). Sant Jordi es el patrón de Cataluña desde 1094 y es para los catalanes como yo, el héroe protector que venció al dragón y salvó a la princesa, símbolo de la victoria sobre el mal.


A lo largo de los años se ha consolidado como una fiesta tradicional y emotiva en la cual los enamorados se intercambian una rosa roja con una espiga de trigo y un libro. Aunque también hay padres que regalan rosas a sus hijas. Mi padre lo hizo durante muchos años cuando todavía vivía con ellos. Es una fiesta popular y pacífica que exalta unos valores tan humanos y nobles como son el amor, la cultura y el patriotismo. Pues tiene un aspecto reivindicativo de la cultura catalana y de muchos balcones cuelga la bandera catalana o "Senyera”. En toda la comunidad autónoma se venden rosas y libros, siendo su máxima expresión Las Ramblas de Barcelona, donde a los puestos habituales se añaden otros para la ocasión. También se realizan actividades en las bibliotecas, centros culturales y conciertos en las calles, que se añaden a la agenda cultural de la Ciudad Condal. Por ejemplo, cuando todavía iba al colegio, ese día todos los alumnos acudíamos a uno de los teatros del pueblo donde cursaba mis estudios para celebrar los Jocs Florals (Juegos Florales), un certamen literario que promueve la lengua. Los alumnos que lo desearan podían escribir un relato corto o un poema en catalán o castellano bajo seudónimo y ese día se hacía la entrega de premios por cursos y categorías, siendo el premio una rosa y un libro. A mí me encantaba participar y de los libros que gané, del que tengo más buen recuerdo y que todavía conservo es “El romance de Tristany e Isolda” de Joseph Bédier.


En las últimas décadas se ha promovido mucho la venta de novelas con firmas de los autores y un descuento en el precio de venta del 10%, ya que el 23 de abril es oficialmente, desde 1929, el día del libro por ser el día en que murieron Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Aunque en rigor ninguno de los dos murió exactamente este día: Cervantes murió el 22 y fue enterrado el 23 y Shakespeare murió en la fecha indicada pero del calendario juliano, que corresponde al 3 de mayo del calendario gregoriano.
Las rosas y los libros, que se regalan a las personas queridas, llenan por un día, las calles y las plazas de todas las ciudades y pueblos de Cataluña. Es por lo tanto, una fiesta de participación popular con unas características probablemente únicas en el mundo, tal vez, entre otras cosas, porqué es un "día festivo" que los catalanes celebran trabajando, salvo que caiga en domingo, lo que sin embargo no resta participación a la fiesta.


Sant Jordi se considera por excelencia el patrón de los enamorados en Cataluña robándole el protagonismo a San Valentín, aunque yo lo celebro tanto el 23 de abril como el 14 de febrero. Pero sin duda la Diada de Sant Jordi es mucho más especial y sentida para los catalanes.
Y, ¿por qué una única rosa roja acompañada de una espiga de trigo y no cualquier otra flor?
Porqué según la tradición, en este obsequio se aúnan tres características: una única flor, que simboliza la exclusividad del amor por parte del enamorado, el color rojo de la rosa, que simboliza la pasión y la espiga de trigo, que simboliza la fecundidad. Por eso es un buen elemento para regalar a una persona amada en un día tan especial como este.




A esta tradición centenaria, se suma el hecho de que en 1995, la UNESCO declaró también el 23 de abril Día Mundial del libro.

La leyenda de Sant Jordi y el dragón es común en casi toda Europa y muchos países como Inglaterra, Portugal o Grecia la han acogido como suya. Aquí en Cataluña es en la población de Montblanc donde arraigó con más fuerza y hoy en día se celebra la Semana Medieval. En ella, junto a otros actos, se representa cómo el santo mató al dragón que tenía tiranizada la capital de la Conca de Barberà. De hecho, en las antiguas murallas de la ciudad todavía hay un portal conocido como Portal de Sant Jordi por donde se dice que salió el caballero después de matar a la bestia.

Sant Jordi, por último, marca el comienzo de la primavera. Por eso es el momento de salir a la calle a pasear y disfrutar del buen tiempo. La venta de libros y rosas, además del negocio y la reivindicación cultural, se convierte en una celebración popular en el que se entremezclan sardanas y castellers (o castillos humanos) que hacen de ese día una fiesta única.
Así que ya sabéis, da igual dónde estéis ese día. Salid con vuestra pareja, amigos o familia a pasear, daros una vuelta por las librerías y obsequiaros con una bonita novela y sed felices.


¡Nos leemos en el próximo post!


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