domingo, 22 de febrero de 2015

Conociendo a "La chica que hay en mí"

Esta es mi primera entrada y, antes de nada, querría aclarar por la descripción que hago de mi blog, que no soy ninguna feminista. Simplemente creo que ha llegado el momento de poner por escrito y dejar constancia en la red, de como me siento ahora que he llegado a cierta edad (treinta y tantos) y una serie de acontecimientos (propios o ajenos a mí), crean situaciones inverosímiles, algunas incómodas y otras que parecen sacadas de una novela o comedia romántica. También es un buen ejercicio de escritura. Pues siempre me ha gustado escribir pero de un tiempo aquí, no es que las musas me hayan abandonado, es que mi imaginación se ha evaporado por completo y creo que esta es una buena manera de intentar recuperarla. Aunque también se admiten consejos, ¡¡por descontado!!
Si nos fijamos en los clichés impuestos por la sociedad en general, de la que reconozco que no escapan libros, películas o canciones que yo misma leo, veo o escucho; en este preciso instante de mi vida tendría que estar casada; con 1,5 hijos; hipotecada de una buena casa con todas las comodidades; gozar de una profesión estable con una buena posición dentro de mi empresa o ejerciendo de perfecta ama de casa, dedicada exclusivamente a su hogar pero "encantada de la vida de cuidar de su marido, hijos y mascota". Respecto al físico sería esclava de las apariencias ante las demás mamás y amistades vistiendo buena ropa y adecuada a mi generación, por supuesto; iría más a menudo a la peluquería; y me pasaría la brocha por la cara con más asiduidad, no ya para estar más guapa (que eso también, claro) sino para enmascarar el cansancio de ser todo lo dicho anteriormente. Uf!! ¡¡Si es que solo de escribirlo ya me siento agotada!!
Y ahí no queda la cosa porque no todo es familia y trabajo. También se supone que tienes una relación madura y cordial con todos: amigos, familia, vecinos, escuela , niños o la cajera del supermercado. Participar activamente y alegremente, nada de caras impuestas de falsas sonrisas, en todos los acontecimientos que requieran de tu presencia. Y como no, ser una excelente amante en el dormitorio.
Vaya, ser un personaje de los que nos han vendido en series como "Mujeres desesperadas"o "Sexo en Nueva York". Porque por mucho que quieran transmitir todo lo contrario con personajes como Carrie Bradshaw o Gabrielle Solís, lo cierto es que detrás o entre ellas siempre habrá una Bree Van De Kamp, una Lynette Scavo o la entrañable Charlotte York. Y estos son solo dos ejemplos, pues incluso en la mítica y para mí queridísima "Friends", Monica Geller también soñaba con casarse, tener hijos y una buena profesión como chef. Y repito que yo misma fui adicta a todas ellas y no me perdí una sola temporada. Pero cuando se trata de tu vida y la venda cae de tus ojos, la realidad es muy cruel y el culetazo que te pegas es de campeonato.

Y de ahí el nombre de mi blog, La chica que hay en mí. 

Estoy casada, hipotecada de un un pequeño piso de dos habitaciones en un cuarto sin ascensor y tengo una mascota. Pero nada más. Ni hijos/as; ni una profesión o carrera profesional asombrosa (estoy en desempleo y sin cobrar ningún tipo de prestación o ayuda); ni gran vida social. Varios factores me han conducido hasta aquí, ya sabéis, la crisis y todo eso. Pero yo creo que la mayor parte se debe a esa "chica que hay en mí"; esa especie de Peter Pan o Campanilla que ve el mundo desde sus jeans y sus zapatillas de deporte; disfrutando de las historias maravillosas que esconden los libros; bailando sola en el salón con las canciones rock de siempre; comiendo chocolate; paseando a su perro; viendo dibujos animados; enamorada desde hace una eternidad de su pareja y soñando con un mundo menos cruel. Por eso no utilizo el apelativo de "mujer". ¡¡Yo todavía sigo siendo una chica!! Una chica sencilla, muy sensible y capaz de ser feliz con poca cosa.

Para resumir y que nos vayamos conociendo poco a poco, aunque con esta entrada no me he quedado corta precisamente; os dejo dos pensamientos que pueden definirme bastante bien y que ya iremos descubriendo sobre la marcha:

"La capacidad de emocionarte frente a las simples cosas no te hace débil, te hace más humano."

"Que no falte un beso que cause temblor,
que no falte una caricia que produzca calor,
que no falten en tu vida UN CAFÉ, UN LIBRO Y UN AMOR."


1 comentario:

  1. Genial presentación, Angelica.

    Aquí otra treintañera fuera de esos clichés, exceptuando que yo ni siquiera estoy casada, ni hipotecada.

    Nos leemos, guapa.
    ¡Mua!

    ResponderEliminar