“La mejor manera de ser feliz
con alguien es aprender a ser feliz solo. Así la compañía es una cuestión de
elección y no de necesidad.” Mario Benedetti.
El otro
día paseando con mi peludito nos encontramos con dos chicas adolescentes que se
despedían y una le decía a la otra: “Si por el camino me aburro, te digo algo.”
Inmediatamente no pude evitar pensar en la soledad y el poco valor que le damos
y lo necesaria que es.
Esas
chicas seguro que se referían a que continuarían hablando por WhatsApp hasta
llegar a sus casas y la situación me parecía triste porque se acababan de
despedir y el pueblo en el que vivimos no es tan grande como para que te de tiempo a aburrirte
de camino a donde vayas. Sí, reconozco que a mí a su edad mis padres me
tuvieron que llamar alguna vez la atención por pasar más tiempo del necesario
hablando por teléfono con alguna compañera de clase, a la que había visto ese
mismo día en el colegio. Pero no era lo habitual y entre que nos decíamos adiós
y la llamada habían pasado ya unas horas. No teníamos ni Twitter, ni Facebook,
Instagram o grupos de WhatsApp para saber qué estaba haciendo cada uno de
nosotros en cada momento. Y aunque hoy en día soy una usuaria más de todas esas
plataformas y aplicaciones, valoro y aprecio tanto el no haber vivido una
adolescencia condicionada por las tecnologías…
Tendemos
tanto a dar por negativo el concepto de estar a solas que nos lanzamos a llenar
nuestras agendas de trabajo, reuniones familiares, quedadas con amigos y otros
planes que seguramente no nos apetecen por el mero hecho de estar acompañados y
poder “presumir” de una vida muy ajetreada y amena. Cuando lo que de verdad
querríamos y nuestro cuerpo nos pide es
un parón de tanta actividad y relaciones sociales. Las agendas repletas de
actividades en compañía están a la orden del día y abandonamos la idea de que
pasar tiempo a solas (y en silencio) es necesario. No solo por una cuestión de
salud relacionada con el estrés que nos puede suponer tanta actividad sino porque
es bueno parar un momento, el tiempo que haga falta, para poner nuestras ideas
y experiencias en perspectiva e intentar averiguar desde la soledad quienes
somos, qué queremos. ¿Es correcto lo que estamos haciendo con nuestra vida?
Preguntas que van desde si estamos con la persona adecuada a nivel afectivo
como si nos gusta nuestro trabajo a otras de más triviales pero igualmente
importantes como si nos apetece ir a ver la película que se ha propuesto en
grupo porque todo el mundo va a estar allí o si la novela que estoy leyendo me
gusta de verdad o la he comprado porque está considerada un best seller.
Olvidamos
tan a menudo y tan fácilmente a escucharnos y entendernos que cuando nos
queremos dar cuenta, hemos perdido las riendas de nuestras vidas. Y lo más
triste de todo es que seguro que lo hemos hecho para ser aceptados en un grupo,
en compañía.
Y todo
esto lo digo porque yo también fui así. Al acabar la universidad conseguí un
buen trabajo en una multinacional y me pasaba el día trabajando y haciendo
planes, no solo con las compañeras de oficina sino también con el grupo de
amigos que había forjado estudiando en la facultad. Así que mis días estaban
repletos de comidas de trabajo, cafés para desahogarnos de la tirana de nuestra
jefa y cenas y fiestas de cumpleaños con las amigas hasta altas horas de la
madrugada. Y claro, conforme iban pasando los años a todo ello se le sumaros
las inauguraciones de pisos, despedidas de soltera, bodas, nacimientos y se me
fue de las manos. Llego el día en que me di cuenta que decía que sí a cualquier
compromiso sin pararme a pensar si me apetecía o había descansado lo suficiente
para aguantar otra salida sin apenas pasar por casa a saludar y darme una ducha
para relajar los músculos. Hasta que dije basta.
Y os
puedo asegurar que fue una de las mejores decisiones que he tomado en la vida.
Porque sorprendentemente (o no tanto), al mismo tiempo que iba declinando
invitaciones para pasar más tiempo conmigo misma y con mi familia, muchas de
esas personas que durante tanto tiempo había considerado mis amistades, dejaron
de serlo. No se conformaban con un “no” por respuesta y no entendían que
prefiriese pasar un sábado por la tarde o noche leyendo en el sofá antes que su
compañía. Pero es que precisamente estaba huyendo de eso, de la compañía.
Necesitaba conectar conmigo y para eso necesitaba estar sola, no dando bandazos
de acá para allá. Me di cuenta de cuanto disfrutaba yendo a tomar un café yo
sola con una buena novela o mi bloc de notas y apuntar todo aquello que me
viniera a la cabeza; las salidas a la montaña que organizábamos con mi pareja
con unos bocadillos y unas latas de refresco o incluso una sesión de cine. Por
fin estaba haciendo lo que de verdad me apetecía y lo que me pedía el cuerpo.
Hoy hay
gente que me tacha de solitaria y he dejado de recibir invitaciones a ciertos
eventos o fiestas pero me da igual. El tiempo que me dedico a mí y a mi pareja
es mucho más importante y de calidad y eso se ha traducido también en un mejor
estado de salud. Estoy descansada, sé lo que quiero y a donde no quiero volver;
mi alimentación es mucho más sana porque
como en casa (nada de fast food o menús de restaurante); tengo tiempo para
hacer mi propia repostería; y estoy más en forma que nunca al escaparme siempre
que puedo a caminar al aire libre y permitirme escucharme para seguir teniendo
una vida plena.
“La soledad es peligrosa, es
adictiva. Una vez que te das cuenta de cuánta paz hay en ella, no quieres
lidiar con la gente.” Carl Jung
Nos
leemos en el próximo post.
Hola!!
ResponderEliminarLa verdad es que creo que tienes mucha razón. Yo me he sentido así y sólo estoy acabando la carrera, no me quiero imaginar lo que viene próximamente. No valoramos nada y no nos valoramos nada. A veces por necesidad y otras muchas porque no somos conscientes. Pero llega un momento en el que de verdad te das cuenta de que tú eres LA prioridad. Y es muy necesario pasar momentos a solas contigo misma o con los tuyos y tranquilamente.
Muy buena tu reflexión. Gracias por compartirla :)
Un beso!
Hola,
EliminarSi estás acabando la carrera, te animo a que tomes tiempo para ti, para saber si los próximos pasos que vas a dar son con los que te vas a sentir cómoda realmente. Si después no es así y tienes que cambiar, al menos lo habrás intentado según tu criterio, no el de los demás.
Besos ;)
Muy de acuerdo con tus reflexiones.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Manuela.
EliminarBesos ;)
Hola Angelica!
ResponderEliminarVamos como pollos sin cabeza, sin dirección, con miedo a perder objetivos que se supone que tenemos que cumplir. La soledad es necesaria. La introspección cognitiva es vital, al igual que tener intimidad o el espacio propio. Al ser animales sociales la soledad es vista como algo tamaño de persona uraña y nada amigable, cosa que no es así.
Yo necesito mi soledad, y no quedó con alguien que no quiero. Hago lo que me pide el cuerpo, nada más. Porqué al fin y al cabo, la vida son dos días, mis días, y demasiado cortos para intentar complacer a la gente.
Un besoteeeee!!! ❤
Hola Hydre,
EliminarExacto. Esa es la actitud y quien la confunda con egoísmo es su problema.
Besos ;)
Me encantan las frases que abren y cierran el post :D
ResponderEliminarLa soledad es adictiva, pero ¡tan necesaria a veces! :)
Yo también me alegro de haber disfrutado de una infancia y adolescencia sin redes sociales. En una sociedad más sana, que iba a otro ritmo...
Beso grande :)
Hola Adella,
EliminarGracias por lo de las citas. No puedo resistirme a ellas. En cuanto veo una que se identifica con mi persona, la anoto.
La verdad es que añoro tanto la tranquilidad e inocencia de la infancia que vivimos...
Besos ;)
Hola Angélica. Has conseguido ponerme los pelos de punta... Mucha razón en tu entrada :) me ha encantado! Un muy buen recibimiento para mí... Me quedo por aquí :) besitos
ResponderEliminarHola María,
EliminarMuchas gracias por tu comentario y bienvenida al blog. Espero que mi reflexión te ayude a valorar esos momentos que tenemos a solas con nosotras mismas y te ayuden a la hora de tomar decisiones o simplemente a vivir un poquito mejor.
Besos ;)
Hola Angélica!!
ResponderEliminarPues me ha gustado muchísimo tu entrada, porque es lo mismo que pienso yo. Fíjate que hoy hablaba con mi hija de esto mismo, porque hay una chica en su clase que hoy en un debate decía que ella el día de mañana quiere vivir sola, salir donde quiera y con quien quiera y que no le apetece tener una pareja o vivir con alguien. Yo le decía a mi hija que cada persona tiene sus gustos y ella me contestaba que todos en la clase le han dicho que es muy rara... Pues yo soy como esa chica. Sí, tengo a mi hija, pero no soy una persona de salir y siempre me han llamado rara... pero es como soy y soy feliz!! Así que te digo lo mismo. Todas esas personas que dejaron de llamarte y de brindarte su amistad, esas personas no son tus amigas!
Besos guapa <33
Hola Sandra M,
EliminarLo que me dices de esa niña del colegio me parte el alma. Pero no por ella (que se merece una ovación y sus progenitores también si le han inculcado unos valores tan sólidos) sino por esos compañeros que la tildan de rara por no seguir un patrón social "aceptado".
Me alegra saber que eres feliz con la vida que has decidido tener junto a tu hija. ¡Claro que sí! Por eso me alejé de esas personas que no creyeron en mí en su momento. Porque como dicen por ahí:"Intenté ser normal pero me aburrí."
Besos ;)
¡Hola Angelica!
ResponderEliminarPrimero: me ha encantado la entrada.
Segundo: la frase de Mario Benedetti y Carl Jung tienen más razón que un santo. Muy bien escogidas.
Muchas veces parece que la soledad es sencilla de llevar y que estar conforme con uno mismo es fácil. Y soy de la opinión de que más bien es todo lo contrario. Qué difícil es estar en paz con uno mismo y sentirse pleno sin la necesidad de nadie a tu alrededor. Por ello mismo hay tanto postureo y tanta vida social que muchas veces no apetece. Porque la soledad, en general, asusta.
En mi caso, soy una persona muy tranquila y desde hace muchos años entendí que no merece la pena rodearte de aquellos que no te aportan lo que realmente andas buscando. Las falsas apariencias no van conmigo y prefiero tener un círculo de amistades reducido pero con el que esté cien por cien cómoda y no tenga que poner buena cara porque sí. Y lo mismo a la hora de escoger pareja. Afortunadamente yo he encontrado a mi mitad hace casi diez años y saber sin duda alguna que estás con quien debes estar es la mejor sensación del mundo.
Por cierto, sobre esas personas que dejan de llamar, tampoco hay que tener sensación de pérdida, porque en el fondo, nunca fueron amistades sinceras. Así que yo hasta me alegraría xD.
Muy buen post, sí señor.
¡Besotes!
Hola guapetona,
EliminarAunque no sea creyente creo que lo único que puedo decir de tu comentario, a parte de gracias, es "Amén, hermana".
Ahora mismo estoy en un momento de mi vida que aunque es difícil por la falta de un trabajo, estoy tan a gusto conmigo misma y mi pequeña familia que todo se hace más llevadero y creo tener las fuerzas necesarias para encarar lo que venga.
En mi caso, llevo con mi pareja más de veinte años (eramos unos críos cuando nos conocimos) y él es como yo en este aspecto. Así que nos apoyamos el uno al otro y respetamos nuestros momentos de paz y soledad para reforzar nuestros lazos como pareja.
Respecto a las "amistades perdidas", el tiempo me demostró que, efectivamente, nunca merecieron el título de amigos.
Besos ;)
Yo a veces prefiero hacer cualquier cosa sola, que con un montón de gente. Si me apetece hacer algo lo hago, pero si no, no digo que si solo para quedar bien. Los que me quieren saben cómo soy, y en cuanto al resto, me importa poco su opinión. Todos necesitamos a los demás para vivir, pero de vez en cuando viene bien tener unos momentos de soledad y relax.
ResponderEliminarBesos!
Hola Mary-chan,
EliminarEs una muy buena actitud ante la vida, ¡sí señora!
Besos ;)
¡Hola! Me gustó montones la entrada, la verdad es que a mi me encanta estar sola, tengo 21 y amo pasar tiempo conmigo misma, y a veces amigos se enojan porque no tengo ganas de salir, pero bueno, cada uno es como es, lo ideal sería compensar las dos cosas, un poco de estar solo y un poco en compañía, pero la última frase que escribiste es muy real, jaja.
ResponderEliminarSaludos, nos leemos pronto :)
Hola Clau,
EliminarMe alegra ver que siendo tan joven lo tienes tan claro. Muchas gracias por tu comentario.
Besos ;)
Hola. Sin palabras. Algo así escribí en mi blog pero se queda corto con lo que tú has escrito, será porque ni siquiera he empezado la carrera y quieras que no, a los 18 años lo único que se quiere es salir y divertirse, aunque yo eso a veces lo rechazo como tú dices. Espero ser fiel a mi misma y no engañarme por lo que hace la sociedad.
ResponderEliminarUn placer, nos leemos:)