martes, 17 de mayo de 2016

LA SOLEDAD: LA MEJOR COMPAÑÍA


“La mejor manera de ser feliz con alguien es aprender a ser feliz solo. Así la compañía es una cuestión de elección y no de necesidad.” Mario Benedetti.



El otro día paseando con mi peludito nos encontramos con dos chicas adolescentes que se despedían y una le decía a la otra: “Si por el camino me aburro, te digo algo.” Inmediatamente no pude evitar pensar en la soledad y el poco valor que le damos y lo necesaria que es.
Esas chicas seguro que se referían a que continuarían hablando por WhatsApp hasta llegar a sus casas y la situación me parecía triste porque se acababan de despedir y el pueblo en el que vivimos no es tan  grande como para que te de tiempo a aburrirte de camino a donde vayas. Sí, reconozco que a mí a su edad mis padres me tuvieron que llamar alguna vez la atención por pasar más tiempo del necesario hablando por teléfono con alguna compañera de clase, a la que había visto ese mismo día en el colegio. Pero no era lo habitual y entre que nos decíamos adiós y la llamada habían pasado ya unas horas. No teníamos ni Twitter, ni Facebook, Instagram o grupos de WhatsApp para saber qué estaba haciendo cada uno de nosotros en cada momento. Y aunque hoy en día soy una usuaria más de todas esas plataformas y aplicaciones, valoro y aprecio tanto el no haber vivido una adolescencia condicionada por las tecnologías…

Tendemos tanto a dar por negativo el concepto de estar a solas que nos lanzamos a llenar nuestras agendas de trabajo, reuniones familiares, quedadas con amigos y otros planes que seguramente no nos apetecen por el mero hecho de estar acompañados y poder “presumir” de una vida muy ajetreada y amena. Cuando lo que de verdad querríamos y  nuestro cuerpo nos pide es un parón de tanta actividad y relaciones sociales. Las agendas repletas de actividades en compañía están a la orden del día y abandonamos la idea de que pasar tiempo a solas (y en silencio) es necesario. No solo por una cuestión de salud relacionada con el estrés que nos puede suponer tanta actividad sino porque es bueno parar un momento, el tiempo que haga falta, para poner nuestras ideas y experiencias en perspectiva e intentar averiguar desde la soledad quienes somos, qué queremos. ¿Es correcto lo que estamos haciendo con nuestra vida? Preguntas que van desde si estamos con la persona adecuada a nivel afectivo como si nos gusta nuestro trabajo a otras de más triviales pero igualmente importantes como si nos apetece ir a ver la película que se ha propuesto en grupo porque todo el mundo va a estar allí o si la novela que estoy leyendo me gusta de verdad o la he comprado porque está considerada un best seller.
Olvidamos tan a menudo y tan fácilmente a escucharnos y entendernos que cuando nos queremos dar cuenta, hemos perdido las riendas de nuestras vidas. Y lo más triste de todo es que seguro que lo hemos hecho para ser aceptados en un grupo, en compañía.

Y todo esto lo digo porque yo también fui así. Al acabar la universidad conseguí un buen trabajo en una multinacional y me pasaba el día trabajando y haciendo planes, no solo con las compañeras de oficina sino también con el grupo de amigos que había forjado estudiando en la facultad. Así que mis días estaban repletos de comidas de trabajo, cafés para desahogarnos de la tirana de nuestra jefa y cenas y fiestas de cumpleaños con las amigas hasta altas horas de la madrugada. Y claro, conforme iban pasando los años a todo ello se le sumaros las inauguraciones de pisos, despedidas de soltera, bodas, nacimientos y se me fue de las manos. Llego el día en que me di cuenta que decía que sí a cualquier compromiso sin pararme a pensar si me apetecía o había descansado lo suficiente para aguantar otra salida sin apenas pasar por casa a saludar y darme una ducha para relajar los músculos. Hasta que dije basta.
Y os puedo asegurar que fue una de las mejores decisiones que he tomado en la vida. Porque sorprendentemente (o no tanto), al mismo tiempo que iba declinando invitaciones para pasar más tiempo conmigo misma y con mi familia, muchas de esas personas que durante tanto tiempo había considerado mis amistades, dejaron de serlo. No se conformaban con un “no” por respuesta y no entendían que prefiriese pasar un sábado por la tarde o noche leyendo en el sofá antes que su compañía. Pero es que precisamente estaba huyendo de eso, de la compañía. Necesitaba conectar conmigo y para eso necesitaba estar sola, no dando bandazos de acá para allá. Me di cuenta de cuanto disfrutaba yendo a tomar un café yo sola con una buena novela o mi bloc de notas y apuntar todo aquello que me viniera a la cabeza; las salidas a la montaña que organizábamos con mi pareja con unos bocadillos y unas latas de refresco o incluso una sesión de cine. Por fin estaba haciendo lo que de verdad me apetecía y lo que me pedía el cuerpo.

Hoy hay gente que me tacha de solitaria y he dejado de recibir invitaciones a ciertos eventos o fiestas pero me da igual. El tiempo que me dedico a mí y a mi pareja es mucho más importante y de calidad y eso se ha traducido también en un mejor estado de salud. Estoy descansada, sé lo que quiero y a donde no quiero volver; mi alimentación es mucho más sana  porque como en casa (nada de fast food o menús de restaurante); tengo tiempo para hacer mi propia repostería; y estoy más en forma que nunca al escaparme siempre que puedo a caminar al aire libre y permitirme escucharme para seguir teniendo una vida plena.

“La soledad es peligrosa, es adictiva. Una vez que te das cuenta de cuánta paz hay en ella, no quieres lidiar con la gente.” Carl Jung


Nos leemos en el próximo post.

19 comentarios:

  1. Hola!!
    La verdad es que creo que tienes mucha razón. Yo me he sentido así y sólo estoy acabando la carrera, no me quiero imaginar lo que viene próximamente. No valoramos nada y no nos valoramos nada. A veces por necesidad y otras muchas porque no somos conscientes. Pero llega un momento en el que de verdad te das cuenta de que tú eres LA prioridad. Y es muy necesario pasar momentos a solas contigo misma o con los tuyos y tranquilamente.

    Muy buena tu reflexión. Gracias por compartirla :)
    Un beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola,
      Si estás acabando la carrera, te animo a que tomes tiempo para ti, para saber si los próximos pasos que vas a dar son con los que te vas a sentir cómoda realmente. Si después no es así y tienes que cambiar, al menos lo habrás intentado según tu criterio, no el de los demás.
      Besos ;)

      Eliminar
  2. Muy de acuerdo con tus reflexiones.
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Hola Angelica!

    Vamos como pollos sin cabeza, sin dirección, con miedo a perder objetivos que se supone que tenemos que cumplir. La soledad es necesaria. La introspección cognitiva es vital, al igual que tener intimidad o el espacio propio. Al ser animales sociales la soledad es vista como algo tamaño de persona uraña y nada amigable, cosa que no es así.
    Yo necesito mi soledad, y no quedó con alguien que no quiero. Hago lo que me pide el cuerpo, nada más. Porqué al fin y al cabo, la vida son dos días, mis días, y demasiado cortos para intentar complacer a la gente.

    Un besoteeeee!!! ❤

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Hydre,
      Exacto. Esa es la actitud y quien la confunda con egoísmo es su problema.
      Besos ;)

      Eliminar
  4. Me encantan las frases que abren y cierran el post :D
    La soledad es adictiva, pero ¡tan necesaria a veces! :)
    Yo también me alegro de haber disfrutado de una infancia y adolescencia sin redes sociales. En una sociedad más sana, que iba a otro ritmo...
    Beso grande :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Adella,
      Gracias por lo de las citas. No puedo resistirme a ellas. En cuanto veo una que se identifica con mi persona, la anoto.
      La verdad es que añoro tanto la tranquilidad e inocencia de la infancia que vivimos...
      Besos ;)

      Eliminar
  5. Hola Angélica. Has conseguido ponerme los pelos de punta... Mucha razón en tu entrada :) me ha encantado! Un muy buen recibimiento para mí... Me quedo por aquí :) besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola María,
      Muchas gracias por tu comentario y bienvenida al blog. Espero que mi reflexión te ayude a valorar esos momentos que tenemos a solas con nosotras mismas y te ayuden a la hora de tomar decisiones o simplemente a vivir un poquito mejor.
      Besos ;)

      Eliminar
  6. Hola Angélica!!
    Pues me ha gustado muchísimo tu entrada, porque es lo mismo que pienso yo. Fíjate que hoy hablaba con mi hija de esto mismo, porque hay una chica en su clase que hoy en un debate decía que ella el día de mañana quiere vivir sola, salir donde quiera y con quien quiera y que no le apetece tener una pareja o vivir con alguien. Yo le decía a mi hija que cada persona tiene sus gustos y ella me contestaba que todos en la clase le han dicho que es muy rara... Pues yo soy como esa chica. Sí, tengo a mi hija, pero no soy una persona de salir y siempre me han llamado rara... pero es como soy y soy feliz!! Así que te digo lo mismo. Todas esas personas que dejaron de llamarte y de brindarte su amistad, esas personas no son tus amigas!
    Besos guapa <33

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Sandra M,
      Lo que me dices de esa niña del colegio me parte el alma. Pero no por ella (que se merece una ovación y sus progenitores también si le han inculcado unos valores tan sólidos) sino por esos compañeros que la tildan de rara por no seguir un patrón social "aceptado".
      Me alegra saber que eres feliz con la vida que has decidido tener junto a tu hija. ¡Claro que sí! Por eso me alejé de esas personas que no creyeron en mí en su momento. Porque como dicen por ahí:"Intenté ser normal pero me aburrí."
      Besos ;)

      Eliminar
  7. ¡Hola Angelica!

    Primero: me ha encantado la entrada.
    Segundo: la frase de Mario Benedetti y Carl Jung tienen más razón que un santo. Muy bien escogidas.

    Muchas veces parece que la soledad es sencilla de llevar y que estar conforme con uno mismo es fácil. Y soy de la opinión de que más bien es todo lo contrario. Qué difícil es estar en paz con uno mismo y sentirse pleno sin la necesidad de nadie a tu alrededor. Por ello mismo hay tanto postureo y tanta vida social que muchas veces no apetece. Porque la soledad, en general, asusta.

    En mi caso, soy una persona muy tranquila y desde hace muchos años entendí que no merece la pena rodearte de aquellos que no te aportan lo que realmente andas buscando. Las falsas apariencias no van conmigo y prefiero tener un círculo de amistades reducido pero con el que esté cien por cien cómoda y no tenga que poner buena cara porque sí. Y lo mismo a la hora de escoger pareja. Afortunadamente yo he encontrado a mi mitad hace casi diez años y saber sin duda alguna que estás con quien debes estar es la mejor sensación del mundo.

    Por cierto, sobre esas personas que dejan de llamar, tampoco hay que tener sensación de pérdida, porque en el fondo, nunca fueron amistades sinceras. Así que yo hasta me alegraría xD.

    Muy buen post, sí señor.

    ¡Besotes!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola guapetona,
      Aunque no sea creyente creo que lo único que puedo decir de tu comentario, a parte de gracias, es "Amén, hermana".
      Ahora mismo estoy en un momento de mi vida que aunque es difícil por la falta de un trabajo, estoy tan a gusto conmigo misma y mi pequeña familia que todo se hace más llevadero y creo tener las fuerzas necesarias para encarar lo que venga.
      En mi caso, llevo con mi pareja más de veinte años (eramos unos críos cuando nos conocimos) y él es como yo en este aspecto. Así que nos apoyamos el uno al otro y respetamos nuestros momentos de paz y soledad para reforzar nuestros lazos como pareja.
      Respecto a las "amistades perdidas", el tiempo me demostró que, efectivamente, nunca merecieron el título de amigos.
      Besos ;)

      Eliminar
  8. Yo a veces prefiero hacer cualquier cosa sola, que con un montón de gente. Si me apetece hacer algo lo hago, pero si no, no digo que si solo para quedar bien. Los que me quieren saben cómo soy, y en cuanto al resto, me importa poco su opinión. Todos necesitamos a los demás para vivir, pero de vez en cuando viene bien tener unos momentos de soledad y relax.

    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Mary-chan,
      Es una muy buena actitud ante la vida, ¡sí señora!
      Besos ;)

      Eliminar
  9. ¡Hola! Me gustó montones la entrada, la verdad es que a mi me encanta estar sola, tengo 21 y amo pasar tiempo conmigo misma, y a veces amigos se enojan porque no tengo ganas de salir, pero bueno, cada uno es como es, lo ideal sería compensar las dos cosas, un poco de estar solo y un poco en compañía, pero la última frase que escribiste es muy real, jaja.
    Saludos, nos leemos pronto :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Clau,
      Me alegra ver que siendo tan joven lo tienes tan claro. Muchas gracias por tu comentario.
      Besos ;)

      Eliminar
  10. Hola. Sin palabras. Algo así escribí en mi blog pero se queda corto con lo que tú has escrito, será porque ni siquiera he empezado la carrera y quieras que no, a los 18 años lo único que se quiere es salir y divertirse, aunque yo eso a veces lo rechazo como tú dices. Espero ser fiel a mi misma y no engañarme por lo que hace la sociedad.
    Un placer, nos leemos:)

    ResponderEliminar