jueves, 19 de marzo de 2015

Los chicos malos de la chica que hay en mí

Me gustan los chicos malos. Pero no tipo señor Grey. Más bien los que bajo esa fachada de rompecorazones y de estar de vuelta de todo esconden un pasado tormentoso o algún romance truncado que no les ha dejado pasar página. Porque eso también les pasa a ellos por mucho que los estereotipos nos señalen a nosotras. Aunque ahora que caigo, no me he leído los libros de Cincuenta Sombras así que no sé si el tal Grey está dentro o no de mis "chicos malos".

Y esto me viene ya de pequeña. Por ejemplo, en la serie de dibujos Candy, Candy adoraba a Terry en vez de a Anthony - el chico rebelde de pelo largo era más interesante que el niño de casabien rubio de ojos azules-; en Verano Azul prefería a Pancho antes que al rubiales Javi; o Mark Lenders en Oliver&Benji.

Cuando pasé a la adolescencia me caía la baba con Dylan en Sensación de Vivir y perdí la cabeza con un jovencísimo Jared Leto -hoy cantante y líder del grupo 30 Seconds to Mars- en la serie My So-Called Life junto Claire Danes en 1994; y ahora ya de adulta lo mismo con Damon Salvatore de Vampire's Diaries.



Y así me ha ido pasando con todos los chicos malos de series de televisión, manga o anime, cine y literatura.

Como resistirse a Drácula en la adaptación de Francis Ford Coppola de la magnífica novela de Bram Stoker; el Cuervo con Brandon Lee y su trágica y aún no resuelta muerte; o, más recientemente, Loki de Los Vengadores; Jace de Cazadores de Sombras y Luke Evans en Drácula, la leyenda jamás contada. Sí, ya veis que tengo debilidad por los vampiros. Y sí también me enamoré de Edward Cullen cuando leí las novelas antes de que llegaran a la gran pantalla. Aunque os tengo que contar que en octubre de 2008, cuando faltaba nada para que se estrenara la primera peli en EEEUU, me encontraba en Nueva York y me gustó lo que vi en el cartel promocional en el metro.

       


Y si hablamos de música la lista no tiene fin. Escucho mayormente Rock, Hard Rock y Heavy. Si aquí no hay chicos malos...  Pero por favor, no caigamos en los tópicos que acompañan a este colectivo y nos quedemos con la imagen del ídolo que se lleva a la cama a cualquier groupie, que bebe y fuma como un cosaco y no sabe lo que es el jabón. Al igual que los demás chicos malos de la tele, el cine o las novelas, mi atracción por ellos se debe, como señalaba al principio, a esa mirada tormentosa, un tatuaje o cicatriz que esconde una historia jamás contada, la letra de una canción que parece poesía cantada con mucho sentimiento. Como si el artista se hubiera olvidado que está encima de un escenario en una sala llena de público. Como Ville Valo de HIM.


                                  


Con la novela New Adult me está pasando un poco lo mismo. Yo también me fijaría antes en tipos como los protagonistas de Maravilloso Desastre, After o Mariposas en tu estómago, que no en los chicos de fraternidad -si hablamos de universidades americanas-. Aunque me molesta bastante que las chicas que se enamoran de ellos siempre tengan que ser tan modositas, inexpertas en lo que se refiere al sexo e inseguras respecto a su físico o capacidad de sociabilidad. ¡Venga ya! No me creo que no haya chicas por ahí aún más "temibles"que estos guaperas. Pero si la fórmula funciona y el lector disfruta con ello... no seré yo quién le corte las alas a este género. Pero vamos, que si alguien quiere replantearse un cambio de rol, yo lo secundo.

Pero pongamos los pies en la tierra y pensemos con la cabeza. Tengo que reconocer que una vez has conocido a un chico malo de verdad, cuando tu cuerpo ya ha segregado suficiente adrenalina para el resto de tu vida y has pasado días en trance y noches en vela por no saber hacia dónde conduce una relación de este calibre, acabamos optando por el chico bueno. Ese que también tiene miedo a mostrar sus sentimientos porque teme que lo dañen pero que está dispuesto a estar a tu lado sin hacer preguntas, como un amigo más y que seguro estará ahí cada momento de tu vida en el que precises un hombro sobre el que llorar o un compañero de baile para celebrar tus logros.

Quizá no haga falta buscar y ese "canalla" sea en realidad una buena elección una vez hayan caído todas sus defensas ante nuestros encantos. En todo caso, seguid vuestro instinto y seguid adelante o huid según os dicte no solo vuestro corazón sino también la cabeza. De chicos malos siempre los habrá y nosotras podemos tener una relación de pareja magnífica y seguir amándolos platónicamente en la pantalla, en un concierto o en las páginas de un libro. Así que chicas, ¡a seguir babeando por mucho tiempo!

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