domingo, 29 de marzo de 2015

Sé feliz. Es cuestión de actitud.

Por fin ha salido el sol y las temperaturas son más suaves- Lo que hace que la gente vuelva a sonreír. Así que permitidme que hoy hablemos de la felicidad.




“La felicidad no es un destino, es la actitud con la que se viaja por la vida.”

Según el diccionario de la Real Academia Española la felicidad es <<Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien>>. Según palabras del Dalai Lama << Creo que el propósito fundamental de nuestra vida es buscar la felicidad. Tanto si tienen creencias religiosas como si no, si se cree en tal o cual religión, todos buscamos algo mejor en la vida. Así pues, creo que el movimiento primordial de nuestra vida nos encamina en pos de la felicidad. >> <<La felicidad significa librarse del sufrimiento, de las emociones negativas, de la servidumbre de la ignorancia. >>

Forma parte de nuestra condición humana buscar la felicidad. En este punto todos estamos de acuerdo. Pero como podéis comprobar, dista mucho el significado o el propósito de la misma en Occidente u Oriente. Es fácil dejarse llevar y creer que la felicidad se encuentra en las cosas. Es lo que nos han enseñado a la gran mayoría desde pequeños. Yo me incluyo entre ellos. Un bonito piso, una gran boda, un trabajo que aunque no nos guste o satisfaga nos llena los bolsillos con una generosa nómina a final de mes (al menos antes de la crisis) y unas espectaculares vacaciones en familia en la costa. Y que no se me olvide el coche. Pero qué vacío suena todo cuando no tienes con quién compartirlo de verdad, de manera altruista y no para aparentar, o cuando ya lo has conseguido y no te queda ninguna meta más que alcanzar. Solo el hecho de incrementar en número lo que ya posees.

“La felicidad no depende de lo que nos falta, sino del buen uso que le demos a lo que tenemos.”

Afortunadamente, la vida me ha llevado por caminos tortuosos que me hicieron replantearme si yo estaba de acuerdo con la educación que había recibido respecto al concepto de felicidad. No era así.
Ya os comenté en una entrada anterior que soy atea. Pero desde hace cosa de un par o tres de años, siento gran respeto y afinidad por la filosofía de vida budista. Por eso he escogido estas palabras del Dalai Lama. Porque creo, o al menos eso espero, que son con las que mejor nos podemos identificar.
¡Tranquilos! No es mi intención daros ninguna lección sobre budismo ni complejos paradigmas sobre un concepto tan amplio como personal. Simplemente compartir con vosotr@s una pregunta que revolotea por mi cabeza: ¿Y si nuestro instante de felicidad ya hubiese pasado? O si no en gran parte, en pequeños fragmentos que al final de nuestra vida conformaran un todo.


Por ejemplo, pienso en el primer día que fui capaz de atarme los cordones de los zapatos sin ayuda de un adulto; cuando aprendí a patinar sin coger la mano de mi abuela; el día en que confiaron en mí y creyeron que ya era lo suficientemente responsable para dejarme sola en casa; el primer beso; aprobar el examen práctico de conducir; ver en una lista que había aprobado el último examen que me permitía obtener la licenciatura;  me veo pintando junto a mi pareja las paredes de nuestro piso; el día que adoptamos a nuestra mascota… Ejemplos que implicaron asumir riesgos y aceptar cambios pero que valieron la pena. Y otros tantos momentos de felicidad transitoria que no requieren ningún esfuerzo por nuestra parte más ser conscientes de ellos, para poder retenerlos en la memoria y volverlos a repetir cuando veas que la carga que soportan tus hombros es demasiado pesada: un buen libro; pasear; sentarse en algún lugar tranquilo bajo el sol, cerrar los ojos y respirar, solo respirar; darte el capricho de algo dulce; bailar con la música bien alta; ir al cine; ponerte cómod@ en el sofá con tu ropa preferida de estar por casa y ver otro capítulo de esa serie que te gusta tanto; echarte una siesta; una ducha o baño relajante… Gestos, actos y actitudes que nos llevan a librarnos del sufrimiento y de las emociones negativas, como señalábamos al principio de este post, sin tener que recurrir a la posesión de ningún bien ni apretarnos el cinturón. Simples oportunidades que nos ofrece la vida cada día pero que si no estamos atentos pasan desapercibidas y nos alejan de estar un poco más cerca de la felicidad.


 “¿Tomas algo para ser feliz? Sí, decisiones.”

¡Sed felices chic@s!  




1 comentario:

  1. Muy acertado este post. Yo he empezado el año con un propósito: Ser feliz. No quiero depender de nada ni de nadie para ser feliz. Hay días mejores, días peores, pero ahí estoy, saboreando los pequeños detalles.
    Besos :*

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