Mi relación con la
literatura juvenil va más allá del disfrute de su lectura y sus atractivas
portadas. Siento una envidia sana por las historias que narran y l@s chic@s
afortunad@s que pueden leerlas justo ahora cuando pueden sentirse un personaje
más; verse reflejados en ellos e incluso hacer más llevadero sus tristezas, sus
alegrías, sus fantasías, miedos o complejos. La narrativa juvenil de hoy ofrece
un gran abanico de temas que una persona de mi edad no podía imaginar en la
época de Enid Blyton. Para resolver nuestras inquietudes acerca de temas como
la sexualidad, las drogas, padres divorciados o afrentas entre compañeros de
clase, o bien tenías la suerte de tener unos padres muy enrollados (cosa bastante
improbable, dado que ellos pasaron a su vez por lo mismo en un ambiente aún más
represivo) o bien acudías al quiosco más cercano y te comprabas la Súper Pop,
Ragazza, etcétera, y mirabas series de televisión como “Sensación de Vivir” o
“Al salir de clase”. Lo que era un gran error porque lo único que sacabas de
todo ello eran más clichés insufribles sobre ser la más popular, la más guapa,
la más lista y con el novio más cañón aunque no tuviese neuronas en el cerebro.
Total ya estabas tú para hacerle sentir bien. ¡¡Puaj!! Siempre la misma
historia.
Por ejemplo, volviendo a
nombrar la saga de El club de los incomprendidos
de Blue Jeans, vemos que en ella encontramos un grupo de amigos que reúne la
mayoría de estereotipos con los que los jóvenes se afrontan a su día a día y
las largas jornadas de instituto. Y aquí os aviso de que hay spoilers, así que
si todavía no os habéis leído los libros, quizá es mejor que no continuéis
leyendo. ¡¡Pero leedlos porque son geniales!!
Tenemos a la guapa
Elísabet que, a pesar de tener un físico envidiable, no sabe encajar las
negativas y padece una enfermedad o trastorno mental que hará tambalear su vida
más de lo que ella quisiera. Valeria, la mejor amiga de Elísabet y nueva en el instituto, que al estar enamorada
del mismo chico tiene miedo de tomar una mala decisión al respecto, pues sabe
que puede perderla. Raúl que aspira a ser director de cine y esconde un secreto
a sus amigos. Bruno, escribe cartas de amor porque no se atreve a declararse y
expresar sus sentimientos en voz alta. Ester conocerá demasiado pronto que hay
hombres que no saben que cuando una chica dice no es NO. Y María o Meri que se
considera un patito feo y busca su sitio por su condición sexual.
Un total de cuatro libros ¡Buenos días Princesa!; No sonrías que me enamoro; ¿Puedo soñar
contigo?; y Tengo un secreto: El diario de Meri y una novela que el autor dedicó a uno de sus
protagonistas para sorpresa y alegría de sus fans, El
club de los incomprendidos: conociendo a Raúl, en
los que a través de estos seis jóvenes
vivimos la realidad del acoso, la homosexualidad, las traiciones, la extrema
timidez, la baja autoestima o el sexo. Todo ello sin ahorrar detalle, sin pelos
en la lengua y con un lenguaje claro, conciso, directo y cercano tanto para el
público joven como para el adulto.
Porque os puedo asegurar
y, con eso me refería a la envidia sana, que cada uno de los temas que se
tratan son expuestos con mucho talento y la delicadeza o crudeza (según se
mire) que merece cada uno de ellos. Y a mí me reconforta que los adolescentes
tengan a mano este tipo de literatura si les puede ayudar a ser más felices;
sentirse menos fuera de este mundo o encontrar gracias al fenómeno fan gente
como ellos que los comprendan y les hagan más fácil el tránsito de la juventud
a la edad adulta.
Lo que me lleva a pensar
y compartir con vosotr@s el hecho de que estos chic@s no crecerán (o eso quiero
pensar) con los clichés de una sociedad que por miedo, vergüenza, pudor o
llamadlo como queráis, se nos impusieron y que ha dado como resultado personas
infelices o insatisfechas. Porque eso es lo que veo en la cara de mucha gente
de mi edad a no ser que se les haya caído la venda de los ojos o hayan tenido
las suficientes agallas para decir basta y tomar las riendas de su vida. Vosotr@s
también lo podéis ver: matrimonios infelices que se soportan porque es más
cómodo que tener que pasar por un divorcio o, peor aún, por los niños;
amistades que solo se aguantan porque se conocieron de pequeños y piensan que
sería ofensivo romper esa amistad y conocer gente nueva; personas que por miedo
a perder su lugar de trabajo sufren acoso o abusos de sus superiores o algún
compañero/a…
Así que dejaros de
tonterías y sacudid todos vuestros prejuicios; coged un buen libro como los que
se indican en esta entrada o la anterior (os aseguro que os encantarán) y
disfrutad como niños con zapatos nuevos.
Porque “La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que
uno dice y lo que uno hace están en armonía.” GANDHI
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